ARMAS PODEROSAS
Habibi Center abrió sus puertas hace casi 5 años para apoyar a un grupo específico de la población: jóvenes refugiados que habían huido de sus países de origen para encontrar un futuro más seguro y próspero en Europa. Los refugiados, independientemente de su edad, suelen ser silenciados, olvidados y descuidados en todo el mundo. Además, en muchas ocasiones permanecen encerrados en campamentos durante meses, como si fueran una amenaza para el resto de la sociedad. A pesar de estas injusticias, los poderosos medios de comunicación y las autoridades apenas prestan atención al tema. Y, cuando lo hacen, suele prevalecer un contenido y sesgado lejano a la realidad.
Desde marzo de 2020, cuando los gobiernos de todo el mundo ordenaron que todos permaneciéramos en nuestras casas debido a los peligros derivados del Covid-19, todos nos vimos obligados a cambiar nuestros estilos de vida. Las severas restricciones tomadas en la mayoría de los países desarrollados han desencadenado muchos cambios profundos. Por ejemplo, el teletrabajo se ha convertido en casi obligatorio para la gran mayoría de las personas e impartir las clases en línea en escuelas y universidades ha sido la única forma posible de que los jóvenes continúen sus estudios.
Hoy en día, palabras como Skype, Zoom, Google Meet y Microsoft Teams están integradas en la mayor parte de nuestras vidas. Durante muchos meses, la única forma en que niños y adultos han podido comunicarse con otros ha sido jugando a videojuegos online, y la única forma que han tenido para entretenerse ha sido la televisión o consumiendo contenido de Netflix sin descanso. La llamada “Nueva Normalidad” que intentan vender los medios de comunicación y las autoridades parece depender totalmente de la tecnología, de las relaciones virtuales, de un sin fin de tiempo frente a las pantallas y del aprendizaje adquirido a través de contenido audiovisual.
Por otro lado, las actividades culturales y otras muchas que crean un sentido de comunidad y vinculación humana, como acudir a cines y teatros, practicar deporte y asistir a conciertos musicales, han sido radicalmente suprimidas. Además, las bibliotecas han sufrido dramáticamente las consecuencias de las políticas de cierre y las autoridades les han relegado a actividad secundaria, aunque históricamente los libros se han considerado un arma poderosa para adquirir conocimientos y ayudar a desarrollar innumerables capacidades en los seres humanos.
Es innegable que la tecnología audiovisual ha sido capaz de proporcionar contenido de muy alta calidad durante los últimos 10 años. Por desgracia, esa sobredosis de tecnología consumida a diario también ha desencadenado el diagnóstico de nuevos trastornos, como el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). Por lo tanto, aunque los anuncios nos bombardean las 24 horas del día, los 7 días de la semana, para que sigamos consumiendo nuevos contenidos audiovisuales o comprando los artilugios más actualizados, debemos equilibrar la situación y acoger de nuevo los libros.
Es difícil imaginar la vida sin libros y la ausencia de los efectos beneficiosos únicos que pueden producir en nuestro cerebro. Por ejemplo, a diferencia del contenido audiovisual que sobrexcita negativamente a las personas con sonidos e imágenes incesantes, leer un libro aumenta la concentración, lo que puede ayudarnos en cualquier etapa de nuestras vidas a enfocarnos con éxito en cualquier objetivo que queramos alcanzar. Además, leer libros ayuda a desarrollar una mayor creatividad e imaginación que ver una película o jugar a un videojuego. Curiosamente, como se ha demostrado en las últimas décadas, el desarrollo de la creatividad e imaginación fomentan el pensamiento crítico, la toma de decisiones y la resolución creativa de problemas.
Como ocurre con los refugiados, que se sienten silenciados, olvidados y descuidados, los libros necesitan nuestro apoyo en estos momentos difíciles. Como ocurre con los refugiados, los libros deben formar parte de nuestra sociedad. Larga vida a estas armas poderosas, llenas de palabras y conocimiento que ayudan a construir un mundo mejor con individuos independientes, empáticos y más saludables.
23.4.21